Vuelta prohibida

Moderno, Alberto Castro Leñero da una “vuelta  prohibida” (este es el título de un cuadro de 1979 y también de la  exposición) vuelta que se prohibieron por autodecisión muchos  artistas, y no sólo se instala en la nueva figuración sino en un arte  representativo conectado con la realidad actual de manera nerviosa y  doliente Su área de sensaciones es la ciudad de México; su tiempo: el  que va de 1977 al día de hoy; su combate: el de un joven anhelante de  un entorno social más limpio y más armónico que durante su corta  existencia (31 años) ha visto proliferar la injusticia, la alienación, los  abusos y, como resultado, relaciones humanas brutales Alberto Castro Leñero no está conforme con el actual estado de cosas,  amargo fruto de un sistema, y como no encuentra las fórmulas para un  saneamiento que sabe tan urgente como indispensable, expresa su  color con toda la intensidad de una juventud idealista, imaginativa y  opinante No es el suyo un proceso de provocación óptica sino la  angustiante constatación de una crisis que pareciera, por lo pronto, no tener salida.

En vez de romper con ese insano e hiriente mundo exterior y sumirse  en los deleites de la sensualidad plástica, el joven artista compromete  todas sus potencias espirituales con los problemas sociohistóricos del  México actual El resultado es una sucesión de figuras: las torturadas  

GRITO Y HERIDA EN LA PINTURA DE
ALBERTO CASTRO LEÑERO 

 

Raquel Tibol